MONEDAS ORIGINALES: El SIMEC, UNA LUCHA CONTRA EL MONOPOLIO DE LOS BANCOS CENTRALES
El autor de todo esto fue Giacinto Auriti, profesor de derecho y
miembro de una de las mejores familias de la ciudad de Guardiagrele,
pequeña localidad de 10.000 habitantes en la región de los Abruzzos,
donde fue capaz a principios de la década pasada – exactamente en el año
2000 - de despojar al Banco Central Italiano de su monopolio en lo que
respecta a la emisión de dinero, imprimiendo y distribuyendo una moneda
local propia a la que llamó SIMEC (siglas de “SIMbolo EConometrico di
Valore Indotto”) y que su autor incluso comparaba en sus escritos con
los "Ithaca Hours", paradigma americano y a nivel mundial de las monedas
locales.
Esta iniciativa privada o particular – su autor fue el que se
encargó el mismo de imprimir los billetes de su propio bolsillo y de su
posterior distribución y cambio por liras al cambio de un Simec por cada
dos liras lo que se aprovechó para favorecer el comercio local con
precios mucho más baratos que los comercios que no aceptaban la nueva
“divisa” - despertó no sólo la atención del comercio local y de la
población en general, sino que acabó incluso siendo requisada a los
pocos meses de su aparición por la justicia y la hacienda italianas (si
bien posteriormente otro tribunal ordenaría su devolución argumentando
que la ley italiana prohibía solo la falsificación de la moneda nacional
pero no la emisión de una moneda propia…).
Hacia mediados de agosto del año 2000, es decir, dos meses después
de su implantación, circulaban más de 2000 millones de simecs,
equivalentes a 1.900.000 dólares de la época. Lo curioso era que este
señor aparte de profesor de universidad, era millonario y de “familia
bien” y no tenía ninguna necesidad de hacer una experiencia de este tipo
sino era por sus ideales más religiosos y moralizantes que
economicistas o sociales, y que estaban detrás de todo este proyecto
paramonetario.
Auriti, además de fundador y secretario del Sindicato
Antiusura, tenía determinadas teorías respecto a las perversidades de
los bancos centrales (parece que demandó sin demasiado éxito a varios
directores de esas instituciones acusándolos de estafa), y citaba a la
doctrina social de la iglesia para justificar que la práctica bancaria
de la usura era anticatólica y diabólica y que las finanzas deberían
convertirse en un ejemplo moralizante de una verdadera fe cristiana como
quiso promover con su propia moneda, que él consideraba se debería
incluso dar gratuitamente y en ningún caso prestar con intereses y que
no era propiedad del Estado como la moneda nacional sino exclusivamente
de quien la portaba, como indica impreso en sus billetes, “proprietá del
portatore”.
Es interesante resaltar que esta experiencia llamó poderosamente la
atención de coleccionistas de billetes de toda Italia y el extranjero
que se apoderaron de gran cantidad de billetes SIMEC para sus
colecciones (circunstancia pareja a este tipo de monedas), y que también
interesó a fuerzas políticas italianas como la Liga Norte, deseosa de
apoyar un proyecto de una moneda aparte de la nacional y afín a sus
postulados secesionistas, de ahí que alabaran y apoyaran tanto a la
moneda como a su creador.
Giacinto Auriti falleció en el año 2006, si bien se mantiene el recuerdo de su obra a través de la web de su moneda, el SIMEC.
Publicado por Julio Gisbert
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